martes, 15 de octubre de 2013

El Desierto Zíngaro

Hacia el este de Mairena se divisaba un desierto colosal en el que la vida se hacía muy dura.
Una tierra en la que durante el día soplaba un viento abrasador que quemaba la piel, y de noche un viento helado que congelaba los huesos.

Nadie quería vivir en una tierra tan hostil como aquella, en la que se mirara donde se mirara no se veía más que arena y montones de rocas por todas partes. Cualquier temerario que se adentrase acabaría muriendo de hambre y sed.


Por todo ello, los maireneros decidieron utilizar el desierto como lugar de destierro para los criminales más peligrosos del reino.
También, por decreto del rey se enviaron aquí a todos los Zíngaros de Mairena.
Los Zíngaros eran una tribu formada por bandidos que se dedicaban a saquear los mercados y a los viajeros por beneficio propio.

La vida en el desierto les obligó a unificarse y formar un poblado en medio de la árida región aislados de los demás maireneros.

A los Zíngaros no les fue entregada ninguna reliquia espiritual, pues el rey no confiaba en ellos para encomendarles una tarea tan sumamente importante. Por esta y varias razones más los maireneros y los Zíngaros no tenían buenas relaciones.

A menudo viajaban a la ciudadela de Mairena a saquear los mercados para sustentarse.


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